Una pequeña historia de amor…
Su mano lentamente le toco, asustada levanto su mirada, y vio el tumulto de engaños en esos ojos verdes de miel, vio el desafió que le esperaba por delante. Lo había calculado todo en el instante que toparon sus pensamientos, el era para ella pero todavía no, ni el, ni ella estaban listos para tragarse.
Ella lo descubre
Lo descubrió una tarde de esas que andaba apagada, ustedes saben, cuando estas despreocupada por tu estado femenino, con pelos infinitos, olores despreocupados, y cabello “al natural”. Si, estos suelen ser los segundos de vida que no esperas nada, y las expectativas irreales están en un cajón guardados porque no estas en celo, en ese celo neurótico que solemos tener incrustados por cuentos de disney que nos entrenan desde pupilas a anhelar un final ridículamente falso con el “y vivieron eternamente felices para siempre” cuento que trae incluido el galán con botas de punta, un caballo excepcionalmente blanco, y unos suegros perfectamente cariñosos.
Debajo del cielo perturbado de sombras con ansias de tapar los rayos de la soledad, llamo a el, le pidió ayuda para cruzar la torrente ciudad del cual ella escapaba, el extendió su mano como un digno galanteador, la levanto con habilidad y dejo que se lanzara al pozo donde volvió a despabilar. El era un desconocido que ella había encontrado en el camino, no era su tipo, a gracia no llevaba botas de punta, porque ella maldecía ese estilo de calzado, pues le traía malos recuerdos de vaqueros bisexuales que le correteaban todos los amaneceres para pedirle ritos raros.
Al salir de las profundidades del pozo, se estiro dentro del charco mientras los peces le secreteaban al oido, inspeccionó el retiro de su prototipo masculino, lo visualiza entre sus
piernas y asume el tamaño con una sonrisa, lo describe a su amigo el pez blake y se rie del deseo premeditado irrumpiendo su corazon, sueña un segundo con la cenicienta pero por algún motivo, ese concepto esta bloqueado en su conciencia, lucha por encontrarlo desesperadamente y no lo encuentra dentro de esa cabecita, como si la energía de este ser le habría de desgarrar cualquier ilusión irreal inyectada de cuentos de hada, callada lo examina desde lejos mientras el agua fluye entre sus labios, bichos microscópicos le pinchan sus entrañas, asemejando las mariposas que somos supuestos a sentir en el instante que el hechizo es impuesto por el universo, pero con el todo lo que es supuesto a pasar, no pasa.
Cuando el comienza a flotar, ella lo llama ¿Oye, Quien eres? Y el le contesta; tu me conoces, riendo. No en realidad, no te conozco, y nada mas te quiero avisar que se exactamente como el mundo debe funcionar y mientras mas vivo, mas seres humanos me decepcionan, por ende tengo casi cero intenciones de dejar personas nuevas entrar en mi vida, y tengo claramente mis razones. Se levanta goteando sangre y desaparece…
me llamo Girolamo Grigori ¿le contesta a su oscuridad?
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