Monday, December 20, 2010

"Soñe que tuve unos dos cientos millones"







Llego al estudio donde Rasta Lloyd cocina las pistas para canciones como “pa los fans” de Kafu Banton y “Menores Terroristas” de El Kid, es un local sin nombre ni apellido, esta a la entrada de calidonia en frente de La Cresta, al lado de la puerta esta escrito a mano y con lápiz 4A, se escucha un estruendo de bajos que se escapan de adentro, mientras esperamos que nos vengan a abrir.

Son las 10:45 PM, a estas horas es que usualmente están en el estudio grabando música.

Cuando entro al estudio esta El Kid escuchando una pista nueva de Rasta Lloyd que suena increíble, el Kid esta concentrado en la música, pensando que lírica poética agregarle, la escuchamos una y otra ves, y en ese instante me volteo y le digo a mi amiga canadiense que me ha acompañado: “empápate de este instante y recuérdalo, porque es el proceso crudo de la creatividad musical de mi país”. Yo se que la música creada en este humilde lugar, será parte de una generación, como lo fueron muchas canciones de regué para mi en mi adolescencia.

Llegue a tomar unas fotos para documentar el movimiento de regué en nuestro país, y me encuentro con la noticia que se irian a una presentación, “Que vas a hacer ahora” me pregunta Rasta Lloyd. “Nos quieres acompañar a un toque en “Cerro Cocobola”, inmediatamente mi respuesta es… si.

Mientras el conversa conmigo esta Chendo, (un “frend” muy cercano del clan), esta echando uno de varios cuentos mientras El Kid lo escucha detenidamente, en su break, soltando carcajadas con cada palabra de Chendo, mientras esto sucede yo les estoy tomando fotos y en medio de todos esta un cocker llamada Lula revolteando todo el área.

Me estoy purificando de almas genuinas, Lloyd Sutherland (Rasta Lloyd) es un músico excepcional, toca instrumentos varios y es productor y creador de sonidos y notas, Leonardo Alvarado (El Kid) es un joven de San Pedro que es poeta, un ser muy especial, es sensible a todo lo que pasa a su alrededor, los dos son receptores de todo tipo de tendencias y sonidos. Estoy maravillada de escuchar un proyecto de ellos con Cienfue que esta “duro” como dirían ellos, porque yo los presente y ahora veo los frutos de una sinergia de dos géneros distintos cuando se unen.

Justo antes de que lleguen a buscarnos ponen una plena de kafu que aun no ha salido, las primeras palabras de la canción dice así; “esta carrera no es fácil”, y esto lo se yo de primera instancia ya que llevo años documentando video y tratando de que alguien patrocine un documental de nuestros reggueseros que han inspirado el reggueton mundialmente. Mientras el kid escucha esta canción veo un proceso de preparación.

Llegan, decidimos ir en dos carros, yo dejo el mió, ya que es un poco difícil el acceso debido a lo lejos y metido que esta. En el corredor deciden ir a comprar una botella de Buchanan y un six pack de redbull.

Finalmente llegamos a San Miguelito, nos perdemos del que nos esta guiando por un instante pero lo encontramos y seguimos el camino hacia Cerro Cocobola”. Nos estacionamos en una loma donde están esperando ansiosamente a El Kid, todos nos bajamos y mientras el va caminando, las personas van saliendo de las casas, de los callejones a chotearlo, pedirle autógrafos, o simplemente gritar que el kid esta en la barriada.

Se escucha la música de lejos, el camino es largo hacía la presentación, veo al cielo y me percato que la luna nos esta guiando con su luz, aun no esta llena, pero casi. Nos salimos de las calles de pavimento y comenzamos a caminar en unos caminos de tierra y de lodo, el kid después me comenta que estas calles son llamadas “veredas”, de allí me imagino su canción, “los niños de las otras veredas”.

Mientras nos vamos acercando mas, una multitud se nos va pegando, hasta llegar a la esquina donde nos interceptan los dueños de la fiesta, ellos le dan la mano al kid y a rasta lloyd y de allí se van acompañándonos hasta llegar al sitio del concierto. Justo afuera del lugar esta una patrulla que me indica a guardar mi cámara, la guarda por un segundo y la vuelvo a sacar cuando ya estamos adentro.

Al llegar al sitio, me percato que es como un toldo, una ola de calor me empaña el lente de la cámara, y me abruma cada poro, y pienso llegamos. Siento miradas, oigo gestos hacia el kid, las voces de nuestra juventud Panameña, las caras las pongo en un lugar, una barriada y es esta. Me comenta Rubén, que esta con nosotros, como casi todos los niños aqui trabajan en la calle, y como el los conoce, y como yo también lo mas probable los he visto, de ese momento en adelante los empiezo a respirar, a verlos detenidamente, les tomo fotografías con mi cámara y con mi alma, no me quiero olvidar de ellos, porque ahora los estoy conociendo un poco mas, estoy viviendo su entorno, un instante, y me quiero recordar, los quiero tener presente en mi consciencia, en mis pasos.

Todos gritan “Yeyo”, cuando el kid lo dice, es un sinónimo de cool, que de repente sale de la palabra YY, y es una marca del Kid. Cuando empieza a cantar “Menores Terroristas” el lugar se pone eléctrico, tiemblo de una emoción interna al ver cada uno cantar; “soñé que tuve unos dos cientos millones, cuatro mansiones, una casa en el lago, masserati y aviones”, unos momentos de escape con las letras del kid.

Se me acerca José, un joven de la barriada que se queda con nosotros toda la instancia, y me habla de cada uno de ellos, me dice que me ha visto en el hotel donde trabajo, que me ha visto chateando por skype de lejos, y ahora me esta viendo aquí sorprendido, y le digo, me has visto en mi hábitat y yo ahora en el tuyo, lo cual me complace muchísimo y le doy las gracias por tratarnos tan bien.

Este es el tercer toque que voy del Kid, y por lo lejos el que mas esencia ha tenido, el mas underground. La realidad que yo vi fue hermosa, una juventud expuesta a violencia, hambre, y desigualdad encontrando tiempo para cantar, bailar, o simplemente olvidar, ame cada uno, sus gestos, sus movimientos, sus sonrisas, sus miradas penetrantes, y en especial su libertad.

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